Sin duda el Balón gástrico Elipse es uno de los mejores apoyos para perder peso que han existido nunca. Una ayuda que te acompaña durante cuatro meses, el tiempo suficiente para que empieces a avanzar hacia la consecución del peso que, por salud, te corresponde, y a adoptar nuevos hábitos de alimentación que te permitan mantenerte en ese peso definitivamente.
Lo tiene todo: fácil de utilizar, sin cirugía, anestesia ni endoscopia. Proporciona la sensación de saciedad que te evita comer con ansiedad. Y aprovecha todo lo bueno de la tecnología actual: conlleva un seguimiento personalizado por parte del profesional médico, a través de una báscula inteligente inalámbrica cuyos resultados puede consultar en tiempo real el facultativo siempre que lo necesite.
Lo único que no puede hacer es obligarte a que te tomes en serio el proceso. Y eso ocurre más a menudo de lo que imaginas. A la consulta de la dra. Ponga llegan personas con sobrepesos considerables que afirman haber probado todos los métodos y dietas para adelgazar sin conseguir resultados. Estos casos suelen ser adecuados para un programa como el del Balón Elipse, y esa es la recomendación de la doctora en estas situaciones. A veces, es incluso el/la paciente quien viene solicitando directamente Elipse. Y aún así, aunque haya venido expresamente para seguir ese programa, puede que a la hora de la verdad no sea capaz de comprometerse con él.
Hablamos de un compromiso sencillo: seguir las recomendaciones de la doctora durante esos cuatro meses y acudir a las revisiones previstas. Pero ni así. Un caso reciente es suficientemente ilustrativo.
¿Quieres realmente adelgazar?
La paciente, joven y con problemas de peso desde la adolescencia, viene a la consulta de la doctora Ponga preguntando por el Balón Elipse. Según sus palabras “no sabe por qué, ningún método ni dieta funciona con ella”. La dra. Ponga examina su caso y su salud, le explica con detalle cómo funciona todo el programa y el balón queda instalado en el estómago de la chica. Asimismo, la joven se lleva la báscula medidora de grasa corporal y se descarga en el móvil la app que conecta vía Bluetooth con la báscula; de esta manera, cada vez que se pese, los datos pasan directamente a la doctora. La pauta que se estable es una consulta semanal para comprobar la evolución y hacerle los controles médicos correspondientes.
Sin embargo, la joven no aparece por la consulta hasta pasados dos meses desde que se le instaló el balón en su estómago. Es la primera vez en todo este tiempo que se ha podido contactar con ella. Accede a venir. Más de 60 días y no ha usado ni una vez la báscula/analizador corporal, ni ha respondido a las llamadas de la doctora y lo primero que dice es que no ha adelgazado ni un kilo y que este sistema es una estafa; que ella ya avisó que en su caso no hay nada que funcione, en contra de los análisis realizados antes de iniciar el programa, que no indicaban ninguna razón que justificara la imposibilidad de adelgazar.
En la conversación que establece con la doctora, esta consigue obtener más información de lo que la paciente ha hecho durante esos dos meses: a pesar de llevar el balón gástrico, y en contra de las recomendaciones médicas dadas, ha seguido picando entre horas y comiendo todo lo que le gusta (patatas fritas, refrescos azucarados,…); para salvar la sensación de saciedad, ha tenido que comer cantidades pequeñas, pero continuamente, sin parar.
En fin, por muy extraordinario que sea un método como el Balón Elipse, es evidente que no puede solucionar un caso tan claro de auto-boicot como este. La doctora sigue apostando por este sistema, con la confianza de que es uno de los más útiles y efectivos para todas aquellas personas que sí quieren verse más ágiles y más saludables.